“La situación en
que nos hallamos cuando todavía no se han desarrollado en nuestro
ánimo la alegría, el placer, la cólera o la tristeza, se denomina
“centro”. En cuanto empiezan a desarrollarse tales pasiones sin
sobrepasar cierto límite, nos hallamos en un estado denominado
“armónico” o “equilibrado”. El camino recto del Universo es
el centro, la armonía es su ley universal y constante.”
Este es un
fragmento del 2º de los “Cuatro Libros” de Confucio.
Aunque siempre he
oído su nombre, no ha sido hasta hace poco tiempo que, por
casualidad cayó en mis manos un libro, “Analectas”;
empecé a leerlo con más curiosidad que interés y enseguida me
empezó a gustar y a leerlo con ganas.
Este libro es el
mayor trabajo sobre el Confucianismo. Son unos escritos en los que se
tratan las charlas y las enseñanzas a sus discípulos. Y vamos a
conocer algo de su biografía: Confucio fué un filósofo y pensador
chino (551 a. C _479 a. C.). Nació de una familia noble pero
arruinada, lo que no impidió que recibiera una buena educación. Su
nombre era Kong Zi o Maestro Kung, y siglos después los jesuítas
latinizaron su nombre como lo conocemos en Occidente: Confucio.
Cuando tenía 3 años su padre murió, dejando a la familia aún mas
pobre.
Ya de mayor estuvo
muchos años intentando transmitir sus ideas de justicia y libertad,
pero al no tener éxito decidió dedicarse a la enseñanza, y pronto
se rodeó de numerosos discípulos. A partir de ahí se creó el
“Confucianismo”, que no es más que “el conjunto de enseñanzas
y doctrinas predicadas por el filósofo chino”, siendo un gran
referente en la historia de China, que durante muchos siglos tuvo sus
enseñanzas como religión principal.
Algunos de sus
pensamientos:
Aquel que
procura asegurar el bienestar ajeno,ya tiene asegurado el suyo.
Cada cosa
tiene su belleza, pero no todos pueden verla.
El hombre de
bien exige todo de sí mismo. El hombre mediocre espera todo de los
otros.
Saber lo que
es correcto y no hacerlo es la peor cobardía.
Cuando veas un
hombre bueno, intenta imitarlo; cuando veas un hombre malo, examínate
a tí mismo.
No son las
malas hierbas las que sofocan el grano, es la negligencia del
labrador.
Algún dinero
evita preocupaciones, mucho, las atrae.
Exige mucho de
tí mismo y espera poco de los demás. Así te ahorrarás disgustos.
Por muy lejos
que el espíritu vaya, nunca irá más lejos que el corazón.
Cuando el
objetivo te parezca difícil, no cambies de objetivo; busca un nuevo
camino para llegar a él.
Me lo contaron
y lo olvidé; lo ví y lo entendí; lo hice y lo aprendí.
Cuando hables,
procura que tus palabras sean mejores que el silencio.
Muy bonitas fotos y pensamientos.
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