jueves, 19 de septiembre de 2013

Ganesha y Karttikeya








Como prometí en la anterior entrada hoy vamos a conocer la historia de las bodas de Ganesha y su hermano Karttikeya. Antes sepamos que éste era el segundo hijo del dios Shiva y Párvati; con 6 cabezas, cada una corresponde a un sentido y a la mente. Es el dios de la guerra, iba al mando de las huestes de su padre y su montura era un pavo real.

 









Bien, pues cuando pasó el tiempo los dos hermanos sintieron deseos de casarse por lo que pidieron a sus padres que les encontraran unas buenas esposas. Shiva y Párvati, felices de oir a sus hijos les prometieron que, efectivamente les buscarían unas buenas y hermosas mujeres.

Pero el problema vino cuando discutieron por ver quién sería el primero en casarse, los dos querían serlo; Ganesha decía que por ser el mayor él tenía que hacerlo, y Karttikeya pensaba que al ser el más joven debería tener la primera oportunidad.










Sus padres no sabían qué hacer, si complacían a uno, perjudicaban al otro, así que Shiva pensó: el que viaje alrededor del mundo y llegue primero, ése será el que se case antes. Karttikeya comenzó de inmediato su viaje, montado en su pavo real, mientras Ganesha permaneció allí sin moverse. Cuando Shiva vió  que continuaba sentado le preguntó cómo no había comenzado él también el viaje y Ganesha simplemente le sonrió y siguió con sus meditaciones; sabía que era imposible ganar pues su hermano era atlético y fuerte y él tenía una gran barriga, las piernas cortas y su montura era un ratón.


 

Pero encontró una solución: vió que sus padres se bañaban en el río y él, presuroso los rodeó, hasta siete veces, sus padres, intrigados le preguntaron el porqué de su actitud y Ganesha les respondió que para él ellos eran todo su mundo, pues eran los dioses supremos. Shiva y Párvati, contentos y admirados por la inteligencia de su hijo reconocieron su victoria e hicieron los arreglos para la celebración de su boda.

En cuanto a la reacción de Karttikeya al volver, lo dejaremos para otro día pues es también otra historia muy bonita.









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